La cobertura de la información sobre seguridad ciudadana
por parte de los medios de comunicación
Hugo Fruhling / Cecilia Dastres
Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana
Las diferencias existentes entre los niveles de temor
al delito y la realidad -que corresponde a la frecuencia con que las
personas son objeto de hechos de violencia-es motivo de debate en muchos
países. Los porcentajes de encuestados que expresan temor a ser
objeto de ciertos delitos usualmente superan con creces a los que son
víctimas de los mismos en un año. Hay quienes explican
esta diferencia como el resultado de la influencia de los medios de
comunicación que incentivan la ansiedad de las personas. Otras
opiniones presentan -en cambio- una visión discrepante, afirmando
que el temor no es más que una manifestación directa de
la realidad de violencia que afecta a la sociedad. La verdad es que
contamos con información limitada sobre el impacto real de los
medios como para determinar cual de ambas posiciones es correcta. Especialmente,
porque aquí no sólo importa lo que éstos "dicen"
y "proyectan ", sino que también el cómo esa
información es recibida y procesada por la ciudadanía.
Es este proceso de recepción e interpretación
de noticias -subjetivo y tan amplio como sujetos existen- el que dificulta
la determinación objetiva de la influencia de los medios de comunicación
sobre la sensación de inseguridad que prevalece en la ciudadanía,
puesto que el mensaje que entreguen los medios de comuni-cación
puede o no generar temor, dependiendo de las circunstancias de vida
de cada sujeto que lo recibe, así como de sus prioridades, motivaciones
y creencias.
A pesar de lo anterior, el receptor de noticias bien
informado debe tener conciencia que por razones muy diversas los medios
reflejan sólo aspectos de la realidad, lo que resulta especialmente
cierto para el caso del crimen, por tratarse de un fenómeno difuso
y por lo demás clandestino. Muchas veces los aspectos de la realidad
que se muestran son excepcionales y pueden contribuir a dibujar una
imagen poco proporcionada a la realidad que se vive.
De acuerdo a las investigaciones desarrolladas por el
Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana del Instituto de Asuntos Públicos
de la Universidad de Chile, lo que presentan nuestros medios es el resultado
de un proceso de selección de la noticia. Lo que llega a nuestros
televisores, radios o diarios ha pasado previamente por un conjunto
de actores que han determinado cual fragmento de la realidad conoce
la luz pública. Un segundo proceso de selección ocurre
en el mismo medio de comunicación, cuando se revisan los acontecimientos
ocurridos y se decide cuál se va a cubrir con mayor profundidad.
Esta selección pasa por el criterio de periodistas -que deciden
qué acontecimientos presentarle al editor- y por el editor, quién
ejerce el filtro final sobre los acontecimientos que se van a cubrir
y dar a conocer.
Un segundo aspecto hace referencia a los criterios utilizados
para seleccionar los acontecimientos que parecen más interesantes
para presentar públicamente. Estos criterios van desde la elección
o descarte -dependiendo del medio- del tipo de acontecimiento o actor
involucrado, lo que genera que si un sujeto se informa sólo en
base a lo que entrega un solo medio, probablemente esté mas informado
de cierto tipo de acontecimientos y crea que los otros no ocurren. Es
el caso de los medios que informan o no informan sobre violaciones,
suicidios, delitos donde están involucrados menores, entre otros
criterios.
Otro tipo de criterios tienen que ver con la posición
ideológica que puede tener el medio con respecto de la policía,
el gobierno o los tribunales. Asimismo, juega un rol fundamental en
este proceso de selección lo llamativo del acontecimiento y su
potencial para atraer al consumidor de noticias y por tanto a la publicidad
en el medio. De allí que se elijan aquellos hechos que pueden
ser más atractivos para la ciudadanía por su grado de
espectacularidad, lo curioso o anecdótico que resultan, por el
tipo de sujeto que se ve involucrado (alguien famoso o de nivel socioeconómico
alto), y por el drama humano que contienen, entre otros factores. El
problema es que los hechos que forman parte de la noticia no son presentados
como si fueran excepciones, o como si fueran los acontecimientos mas
interesantes de la jornada, sino que se les expone como representativos
de lo ocurrido en el día. De manera que la sensación que
le queda a la ciudadanía es que lo cotidiano son estos acontecimientos
muchas veces excepcionales, o al menos minoritarios.
El proceso de selección de la información
dada a conocer se ve influído también por la capacidad
operativa que tienen los medios para cubrir los acontecimientos del
día. De esta forma, un aconte-cimiento muy interesante, pero
que ha ocurrido muy lejos y para el cuál no se alcanzará
a obtener la información o la imagen necesaria al momento del
cierre de la edición, queda fuera del universo de noticias.
Por último, los formatos de tiempo y espacio de
los medios también limitan el universo de acontecimientos que
se presentan y la profundidad con la que se describen estos hechos,
por lo que la ciudadanía obtiene información superficial
de lo ocurrido. En ocasiones el escaso tiempo de reporteo no permite
dar mayor profundidad a la noticia, en otros casos, los límites
de tiempo -especialmente en televisión- no permiten presentar
una noticia en mayor profundidad.
En conclusión, las noticias presentadas por los
medios son el resultado de un largo proceso de selección que
obedece a criterios respecto de los cuales el receptor de noticias no
tiene a veces conciencia.
Como una forma de afirmar lo anterior y desde otro punto
de vista, sirven algunas cifras preliminares obtenidas por el Centro
de Estudios en Seguridad Ciudadana, referidas a la cobertura que proporcionan
los noticiarios de televisión a los acontecimientos de violencia
y criminalidad.
En primer lugar, la cantidad de noticias dedicadas a
temas de seguridad ciudadana -en televisión- alcanza el 34% del
noticiero (excluyendo la sección deportes y cultura-espectáculos),
dejando la sensación en la ciudadanía que un tercio de
lo que ocurre en Chile tiene relación con criminalidad. Por otra
parte, casi el 87% de las noticias de seguridad son relativas a la ocurrencia
de hechos de violencia o criminalidad, y sólo el 12% tratan de
discusiones sobre las políticas para enfrentar este fenómeno.
El desglose de los acontecimientos de violencia y criminalidad que son
cubiertos por los medios de comunicación deja en evidencia que
existe una desproporción entre lo que se muestra y las cifras
que existen sobre lo que ocurre. Así es como, los acontecimientos
de violencia intrafamiliar representan apenas el 1.4% de las noticias
de violencia y criminalidad, los delitos sexuales dentro de la familia
el 0.4%, hurtos y asaltos en la vía pública sólo
un 2.3% y robo de vehículos un 2.7%. Todos tienen muy baja presencia
en los noticieros, a pesar de su frecuente ocurrencia, según
las estadísticas conocidas.
Así mismo, otros acontecimientos tienen una cobertura
bastante mayor por parte de los medios de comunicación, a pesar
de su menor ocurrencia. Esto sucede por ejemplo con los homicidios (que
son el 12% de las noticias de violencia y criminalidad), el reagrupamiento
de grupos terroristas (9%) y el secuestro de personas (5%).
Estos datos reflejan que la selección de los acontecimientos
que se presentan al público no es un reflejo cierto de la realidad,
sino que responde a lo que a los medios les parece más interesante
mostrar, reflejando así una realidad de violencia y criminalidad
muy diferente a la que existe.
De lo dicho se desprenden dos líneas de acción
para avanzar hacia una sensación de inseguridad acorde a la realidad:
una entrega noticiosa bajo criterios de representatividad e importancia
real del acontecimiento para el desarrollo nacional y, una ciudadanía
activa y crítica en los procesos de recepción de noticias.