El histórico triunfo del republicano George
W Bush en la elección presidencial estadounidense representó
un rotundo éxito para el partido republicano y constituye una
señal incuestionable de apoyo del electorado estadounidense
a la forma en que el actual presidente estadounidense ha manejado
los destinos de su nación y la participación de su país
en asuntos de preocupación mundial.
Como es sabido, Bush logró la presidencia el
año 2000 pese a haber perdido la votación popular. Después
de haber logrado 50.460.110 de votos (47,9%), más de medio
millón por debajo de los 51.003.926 (48,4%) obtenidos por el
demócrata Al Gore, Bush logró la Casa Blanca debido
a que logró imponerse como ganador en 30 de las 51 entidades
electoras (50 estados federales más el Distrito de Columbia)
del país. Después de la controversial decisión
de la Corte Suprema estadounidense que le permitió declararse
ganador en el estado de Florida por una diferencia de 534 votos (2.912.790
votos para Bush y 2.912.256 votos para Gore), Bush logró obtener
271 votos en el colegio electoral, superando los 266 alcanzados por
Al Gore. De tal forma, pese a no contar con la primera mayoría
relativa de votos, el republicano se convirtió en presidente
de Estados Unidos en enero del 2001.
La esperada contienda presidencial de noviembre del
2004 se anticipaba como particularmente reñida, tanto por la
memoria de la cuestionada forma en que Bush logró llegar a
la Casa Blanca como por las controvertidas políticas impositivas
y de la guerra contra el terrorismo que adoptó el mandatario
demócrata. Por ese motivo, no sorprendió que la participación
electoral aumentara de los 105.417.258 de electores en noviembre del
2000 a 118.501.450 votantes en noviembre del 2004. Nunca antes en
la historia de Estados Unidos tanta gente había acudido a las
urnas a votar.
Pero aunque la mayoría de los expertos vaticinaban
que un aumento significativo en la participación electoral
tendería a desfavorecer al presidente en ejercicio, el martes
2 de noviembre, el presidente Bush logró mejorar su votación
del año 2000 y con los 60.418.140 (50,99%) de votos logrados,
se convirtió en el primer candidato estadounidense en lograr
una mayoría absoluta de los sufragios desde que su padre, George
H. Bush lograra ganar la presidencia en 1988. Al lograr imponerse
en 32 estados de la Unión Americana, Bush logró 286
votos en el Colegio Electoral, superando cómodamente a los
252 votos obtenidos por el demócrata John Kerry que con sus
56.949.003 (48,06%) logró la victoria en 28 estados y en Washington
D.C.
Más allá que discutir las razones por
las que George W. Bush se impuso como ganador, quisiera más
bien demostrar que la victoria de Bush representa una incuestionable
señal de apoyo del público estadounidense a la labor
realizada por el mandatario. Como lo muestra la Figura 1, la votación
del presidente Bush mejoró porcentualmente en casi todos los
estados de la Unión Americana. De hecho, solo en los poco poblados
estados de South Dakot y Vermont, el porcentaje de votos obtenidos
por el republicano fue inferior el 2004 que el año 2000. Aún
en los estados más abiertamente demócratas, como California
o New York, la votación porcentual de Bush mejoró el
año 2004 respecto al 2000. En California, Bush pasó
del 41,7% el 2000 al 44,5% el 2004. En New York, el presidente pasó
del 35,2% al 40,5% de los votos en cuatro años. Esto quiere
decir que el candidato republicano mejoró su votación
en 49 de las 51 entidades electorales del país y logró
aumentar el número de estados en los que salió victorioso
de 30 el año 2000 a 32 el 2004.
Fuente:
elaboración del autor con datos de http://www.uselectionatlas.org/
Ahora bien, la votación del candidato demócrata
John Kerry mejoró, en porcentaje, en 27 estados respecto a
lo obtenido por Al Gore el 2000. Esto se debió fundamentalmente
a que la votación por candidatos menores—en particular
por el independiente Ralph Nader—disminuyó sustancialmente.
Pero el aumento en la votación de Kerry no fue lo suficientemente
significativa como para mantener la superioridad en el número
absoluto de votos que había logrado Al Gore sobre George W.
Bush en la elección del 2000. De hecho, mientras Gore obtuvo
un 48,36% de la votación el año 2000, Kerry sólo
alcanzó un 48,06% el 2004. En números absolutos, naturalmente,
la votación de Kerry fue superior a la obtenida por Gore (56,9
millones para Kerry versus 50,4 millones para Gore), pero si incluimos
los casi 2,9 millones de votos obtenidos por Nader el 2000 (que disminuyeron
a 415 mil el 2004), la mejora de Kerry respecto a Gore el 2000 fue
cuando más, sólo leve. De hecho, un análisis
a nivel estatal demuestra que si bien es cierto Kerry mejoró
en un número considerable de estados, la mejora de Bush en
la mayoría de esos mismos estados fue sustancialmente superior
al aumento de apoyo al candidato demócrata.
De hecho, la Figura 2 muestra la mejora, en términos
de porcentaje, de la votación de Bush el 2004 respecto a Bush
el 2000, y de Kerry el 2004 respecto a Gore el 2000. Como queda en
evidencia, por un lado Bush mejoró en casi todos los estados.
Por otro, Kerry mejoró en algunos estados en forma significativa,
pero hubo una cantidad importante de estados donde su votación
bajó también significativamente respecto a la obtenida
por Gore el 2000. Siguiendo la analogía muy popular actualmente
en Estados Unidos, donde los estados de mayoría republicana
se consideran como estados rojos y aquellos de mayoría demócrata
se consideran como estados azules, la elección del 2004 mostró
que los estados rojos se enrojecieron aún más pero los
estados azules se hicieron menos azules que en el 2000.
Fuente:
elaboración del autor con datos de http://www.uselectionatlas.org/
Aunque se han elaborado una serie de análisis
para explicar los motivos que llevaron a los estadounidenses a entregarle
un claro mandato a Bush en la presidencia de Estados Unidos por los
próximos 4 años, corresponde subrayar que su triunfo
sí constituye un mandato claro por parte del electorado. Ahora
bien, una comparación con resultados recientes de elecciones
presidenciales estadounidenses permiten subrayar que aunque la victoria
de Bush fue clara e incuestionable, ha sido de las más estrechas
de las últimas cuatro décadas. La diferencia de 2,93%
que logró Bush en la votación nacional sin duda representa
una mejora sustancial a lo que obtuvo el republicano el año
2000, cuando logró un 0,51% menos que Al Gore. Pero aunque
más claro e incuestionable que su triunfo del 2000, la victoria
de Bush fue la más estrecha en elección presidencial
estadounidense desde el triunfo de Jimmy Carter en 1976.
La contienda presidencial de 1996 representó
sin duda una clara victoria par Bill Clinton, que logró un
49,2% de los votos, muy por encima del 40,7% del republicano Robert
Dole. La exitosa presencia del candidato alternativo de derecha Ross
Perot en la contienda de 1992 también le permitió a
Clinton obtener una ventaja clara sobre George H. Bush, al lograr
el demócrata un 43% contra un 37,5% del republicano. En 1988,
Bush se había impuesto por una ventaja de 53,4% contra un 45,7%
del demócrata Michael Dukakis. En 1984, Ronald Reagan había
ganado la re-elección por una cómoda ventaja, al obtener
58,8% contra un 40,6% del demócrata Walter Mondale. Reagan
había llegado a la Casa Blanca el año 1980 al derrotar
a Carter por una también cómoda ventaja de 50,7% contra
un 41,0% del presidente demócrata que aspiraba a la re-elección
2.
James Carter había a su vez llegado a la Casa
Blanca al derrotar al presidente en ejercicio Gerald Ford por un estrecho
margen: 50,1% versus 48,0%. Esa difícil victoria de Carter
fue la más ajustada en los últimos 20 años. En
1972, el republicano Richard Nixon logró la re-elección
con un 60,7% de la votación, muy por encima del 37,5% logrado
por el demócrata George McGovern. Pero aunque entre 1980 y
1996 las victorias de los ganadores se produjeron por amplios márgenes,
antes de 1976 las contiendas presidenciales se caracterizaron por
ser altamente competitivas. Exceptuando la presidencial de 1972 y
la de 1964, las presidenciales de 1968 y 1960 fueron altamente competidas.
En 1968, el republicano Richard Nixon se impuso por un estrecho margen
(43,4% versus 42,7%) al demócrata Hubert Humprehy. En 1960,
el demócrata John F. Kennedy superó difícilmente
al republicano Richard Nixon, al lograr 49,72% versus 49,55% del republicano,
menos de 113 mil votos, en un universo de 68,8 millones de electores.
Así, en tres de las 6 contiendas presidenciales
celebradas entre 1960 y 1980, la disputa por la Casa Blanca fue tremendamente
reñida. Entre 1984 y el 2004, sólo dos de las 6 contiendas
presidenciales fueron duramente peleadas: 2000 y 2004. Pero la contienda
del 2000 fue la más reñida de todas las elecciones presidenciales
disputadas entre 1960 y el 2004. Esto quiere decir que aunque en un
contexto comparado, la elección del 2004 haya sido bastante
reñida, el candidato ganador George W. Bush logró que
fuera menos reñida que su victoria en la presidencial del 2000.
Debido a que el presidente estadounidense demostró
una enorme capacidad de avanzar su agenda valórica y legislativa
aún pese a no poseer una mayoría electoral durante su
primer periodo—y pese a que durante los primeros dos años
de su mandato no contaba con el control del Senado para su partido—deberíamos
esperar que ahora que ha logrado una incuestionable legitimidad popular
y que su partido republicano ha logrado mejorar su control del Congreso—pasando
de una mayoría de 51-49 a una de 55-44 en el Senado, y de 227-2004
a 231-201 (con tres distritos aún por decidir) en la Cámara
de Representantes—el mandatario estadounidense intentará
avanzar con más energía y determinación su agenda
valórica y legislativa. Para hacerlo, argumentará que
su triunfo electoral del martes 2 de noviembre le confiere un inequívoco
mandato político del pueblo estadounidense que habiendo aumentado
su participación electoral, le confirió el honor y la
responsabilidad de ser el presidente estadounidense que más
votos—en términos absolutos—ha logrado en la historia
electoral de esa nación.
NOTAS
1PhD en Ciencia Política. Profesor de la New
York University, Universidad Diego Portales y del Departamento de
Ciencia Política del INAP.