AÑO IV - Nº5, DICIEMBRE 2004 / ENERO 2005
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EDITORIAL
 

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Los Resultados e Interpretaciones de la Elección Municipal 2004.
Gustavo Martínez
 

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Los Resultados e Interpretaciones de la Elección Municipal 2004.

Gustavo Martínez*
¿CÓMO INTERPREETAR LOS RESULTADOS?

Las elecciones municipales chilenas del 2004, miradas como contienda entre las dos grandes coaliciones político-electorales (Concertación y Alianza por Chile), podría ser vista en términos de sus resultados como cuatro enfrentamientos interpretables en forma separada.

El quién ganaría podría entenderse como:

a) ¿Qué alianza sacaría un mayor número de concejales?
b) ¿Qué sector obtendría un porcentaje mayor de votos válidos para concejales?
c) ¿Qué combinación de partidos vencería en el número de alcaldes?
d) ¿Qué pacto electoral lograría un porcentaje más elevado de alcaldes?

Bajo esta perspectiva, podría considerarse una pelea a 4 rounds, donde cada uno de ellos podría ser evaluado separadamente.

Se podría decir que el número de concejales electos y el porcentaje de sufragios logrados para elegir dichos cargos están fuertemente relacionados, aunque por el carácter par del número de concejales y el carácter proporcional de la fórmula electoral que lo regula (doble D´Hondt o Van Walle) bien podría ocurrir que pequeñas diferencias de porcentajes de votos no se traduzcan en diferencias de número de concejales y de porcentajes de éstos.

Distinto es el caso de la elección de alcaldes, la que por primera vez desde el restablecimiento de la democracia, se hacia en forma directa con un procedimiento de mayoría simple.

En este caso, las diferencias en el número de alcaldes y porcentajes de alcaldes obtenidos podrían ser mayores que el porcentaje de votos obtenidos para estas elecciones por las dos grandes coaliciones.

Ciertamente, el circunscribir el análisis de la elección exclusivamente a las dos grandes coaliciones electorales desconsiderando los resultados electorales obtenidos por la alianza de Comunistas y Humanistas-Verdes (Pacto “Juntos Podemos”) es inadecuado, sobre todo se si quiere examinarlos comparativamente con desempeños electorales anteriores. Y no cabe duda que si hay un vencedor relativo, por su crecimiento electoral comparativo con la elección precedente de la misma naturaleza, es la del pacto “Juntos Podemos”.

RESULTADOS DE LAS ELECCIONES DE ALCALDES

En las elecciones de alcaldes la Concertación de Partidos por la Democracia obtuvo el 44,79% de los votos y la Alianza por Chile el 38,65%, vale decir una diferencia de 6,14%.

Sin embargo esta diferencia se transformó en una diferencia considerable en el número de alcaldes porcentual de votos, puesto que los partidos de la Concertación obtuvieron 205 alcaldes contra 103 de la Alianza por Chile.

Por su parte, el Pacto “Juntos Podemos” logró 4 alcaldías.

Si se traduce a porcentajes esta distribución del número de alcaldes, la Concertación se quedó con el 59.4 % de las alcaldías y la Alianza por Chile con el 29.8 %.

RESULTADOS DE LAS ELECCIONES DE CONCEJALES

En las elecciones de concejales la Concertación obtuvo el 47,91% de los votos y superó por algo más del 10% de los votos a la Alianza por Chile que logro el 37,66% de ellos.

Ello se tradujo en que la Concertación ganase 1120 concejales y la Alianza por Chile 877.

Por su parte, la Alianza Partido Comunista-P. Humanista Verde consiguió un sorprendente 9,14% de los votos y 90 concejales.

En comparación con las elecciones municipales precedentes (del año 2000) la izquierda extra-parlamentaria es la única coalición que obtuvo un crecimiento relativo por cuanto casi logró doblar su votación de 4 años atrás.

En cambio, en concejales la Concertación de Partidos por la Democracia disminuyó su porcentaje de votación desde el 52,13% en las elecciones municipales del 2000 al 44,79% en las del 2004. Incluso, decreció su porcentaje de votación con respecto a las elecciones de diputados del 2001 en que había obtenido el 47,90% de los votos.

Otro tanto aconteció con la votación porcentual de la Alianza por Chile, la que descendió desde el 40,09% en las municipales del 2000 a 38,68% en las contienda de concejales del 2004. Aunque este descenso es pequeño y menor al de la Concertación, el pacto opositor tenía como referente de desempeño electoral el 44,27% de la votación que había conseguido en la elección de diputados del 2001.

INTERPRETACIONES POLITICO-PARTIDARIAS DE LOS RESULTADOS EN LA CENTRO-DERECHA

En la Centro-Derecha los resultados de las elecciones fueron desilusionantes de acuerdo a las expectativas que sus principales dirigentes se habían forjado.

Las declaraciones emitidas, antes de las elecciones por Jovino Novoa y Sergio Diez, hablaban de un empate en porcentajes de votación con la Concertación de Partidos por la Democracia. Aún más, Joaquín Lavín llegó a señalar que el porcentaje de votos que la Alianza por Chile alcanzaría superaría con creces los desempeños anteriores del pacto electoral de la centro derecha.

Además de perder un 1,4% en la votación para alcaldes, la Alianza por Chile perdió 65 alcaldes, muchos de los cuales iban a la reelección y se daban por reelectos, como Miranda en San Bernardo, Alarcón en Peñalolen y Sepúlveda en Maipú.

¿Cómo interpretó la centro-derecha sus precarios resultados electorales que no se ajustaron a sus expectativas.?

Las explicaciones dadas por los dirigentes de la Alianza por Chile fueron muy variadas, y se extendieron desde una mala selección de candidatos hasta un trabajo de campaña defectuoso.

La desacertada elección de algunos candidatos se habría producido por mantener el principio de que los alcaldes en ejercicio deberían conservar sus candidaturas. Tal privilegio tiene sentido cuando tales alcaldes han sido bien evaluados en el desempeño de sus cargos por las encuestas preelectorales, y los electores muestran una tendencia mayoritaria a votar por ellos como una expresión de “voto de premio”. Pero cuando no es así, el aferrarse al principio” de quien posee el cargo de alcalde retiene el privilegio de ser nuevamente candidato” es una torpeza suicida. Las ventajas de ser “conocido solo sirven si son acompañadas de una buena evaluación de gestión municipal”.

¿Hubo estudios evaluativos de dichos desempeños?. Al parecer no.

Otra explicación entregada para hacer comprensible la disminución de alcaldes es el cambio de una elección indirecta a otra de naturaleza directa.

La elección indirecta le permitía a la centro-derecha, bajo el supuesto de una disciplina electoral que concentraba la votación en uno de los candidatos de la lista o sub-lista, hacer posible en muchas comunas que uno de sus candidatos obtuviese la primera mayoría relativa.

En cambio, en la Concertación de Partidos por la Democracia no aconteció lo mismo en las elecciones municipales del 2000, ya que ambas sub-listas, la de la Democracia Cristiana y la del PRSD, P. Socialista y P. Radical pugnaban por hacer que algunos de sus candidatos tuviese la primera mayoría relativa. A la dispersión de votos en la Concertación entre los diversos candidatos de las sub-listas, la Alianza por Chile opuso una estrategia electoral de concentración de votos en torno a candidatos privilegiados por acuerdos electorales.

Tal explicación sería muy plausible, si se tiene en cuenta que varios candidatos a alcaldes de la centro-derecha que iban a la relación subieron considerablemente su votación con respecto al año 2000 y no lograron obtener la primera mayoría relativa.

Ello aconteció con Roberto Sepúlveda en Maipú que subió de 23,4% en el 2000 a 41,85% y no retuvo la alcaldía, a pesar de pasar de 25.272 votos personales como candidato a concejal a 51.726 votos.

En el año 2000 el método indirecto de votación para alcaldes favoreció a la Alianza por Chile que ganó 65 alcaldes en comunas donde la votación agregado del pacto de centro-derecha era menor que la de la Concertación. Esta vez, al verse obligada a consensuar un candidato único a través de negociaciones, la Concertación logró recuperar 38 de las 65 alcaldías perdidas en el año 2000.

Otra explicación alternativa y no excluyente de las anteriores, y relacionado con algunas malas decisiones en la selección de los candidatos, estaría en el perjuicio causado por lo que se denominó “los descolgados del pacto”.

Muchos candidatos que al sentirse perjudicados por sus partidos o coalición que no los seleccionaron como candidatos a alcaldes optaron por hacer abandono de ellos y presentarse como independientes. Algunos de ellos tuvieron mucho éxito electoral, porque ganaron las alcaldías, demostrando de paso que los estudios pre-electorales no fueron utilizados para decidir quién era el mejor candidato.

También se escucharon quejas en la centro-derecha de que se habían “presidencializado” las campañas municipales a pesar de que debían tener un fuerte carácter local, y que había predominado un “exitismo” demasiado optimista que habría disminuido el esfuerzo necesario en las actividades de campaña, y que además el Ejecutivo a través de ministros de estado, intendentes regionales, gobernadores provinciales, seremis había “intervenido fuertemente” en los procesos electorales, sobretodo en comunas pequeñas y de tamaño medio, particularmente las de las zonas rurales.

Por último y como una especie de confesión de autoculpa, hasta el eslogan de campaña “Viva el cambio”, que Lavín utilizara en la campaña presidencial de 1999-2000 fue sentado al banquillo de los acusados por desgastado y carente de poder de atracción, como si los eslóganes de campaña fueron inductores directos de la decisión de voto.

INTERPRETACIONES POLITICO-PARTIDARIAS DE LOS RESULTADOS EN LA CENTRO-IZQUIERDA Y LA IZQUIERDA EXTRA-PARLAMENTARIA

Los resultados de la elección fueron valorados positivamente por la Concertación de Partidos por la Democracia porque ella continuaba siendo la coalición más votada.

Particularmente satisfecho se mostró Adolfo Zaldivar porque su partido había logrado detener la tendencia persistente al descenso y había sido el partido que más alcaldes y concejales había obtenido, superando a la UDI.

Sin embrago, la sub-lista integrada de Socialistas, Pepedes y Radicales Social-Demócratas, superaron en porcentajes de votación en la elección de concejales a la Democracia Cristiana.

A diferencia de la Alianza por Chile, los dirigentes de la Concertación de Partidos por la Democracia no abundaron en explicaciones de los resultados electorales, salvo los propios de la retórica política que asociaban ellos al reconocimiento del buen gobierno del Presidente Lagos y de la Concertación de Partidos por la Democracia.

CARENCIA DE DATOS EMPIRICOS QUE DIFICULTAN UNA ADECUADA EXPLICACION

Una de las limitaciones mayores con las que nos enfrentamos para fundar interpretaciones del por qué de los resultados de las elecciones de alcaldes y concejales radica en que no se trata de una sola elección como lo sería la presidencial o de varias como son las senatoriales o de diputados.

Se trata de 345 elecciones distintas y diferentes según se trate de elegir alcaldes o de concejales municipales. Y las variables que pueden explicar la decisión electoral de los votantes son múltiples.

Otra consideración importante a tomar en cuenta son las orientaciones básicas de los electores.

Nuestro electorado no es homogéneo. Cerca de la mitad de él vota tomando en consideración la pertenencia partidaria de los candidatos. Se trata de electores que han desarrollado una identificación partidaria y es ésta la que los hace preferir votar por candidatos del partido que a ellos los representa sicológicamente o al que distingue como preferido.

Para este tipo de electores, el candidato es relativamente secundario porque lo importante es el partido. El candidato se puede tornar importante para este tipo de electores si hay varias alternativas de candidaturas. Es en estas circunstancias donde pueden operar consideraciones personales de distinción o diferenciación. Empero, algo mas de la otra mitad del electorado señala que al votar toma en consideración no el partido de pertenencia del candidato sino características personales de éste, como podrían ser conocimiento, experiencia en el desempeño del cargo, y percepción de atributos de capacidad, honestidad y otros similares. Este es el típico elector que vota por personas, independientemente de partido o sector político del candidato.

Estos datos que han sido proporcionados sistemáticamente por la serie de estudios de opinión pública del CEP son limitados en varios aspectos.

Una primera limitación es que no considera la identificación con sector político (Concertación, Alianza por Chile, “Juntos podemos”), la que es distinta de la partidaria. Una persona podría haber generado una identidad con la centro-derecha y sentirse pro-alianza y no poseer preferencias por ninguno de los partidores específicos que la integran. Este tipo de elector posee una fidelidad electoral al sector, pero puede votar alternativamente por un candidato UDI o de RN, según las circunstancias. De la misma manera, un “concertacionaista" que no posee una preferencia por ninguno de los partidos que la conforman obrará de la misma manera. Hoy puede preferir a un PPD, mañana un DC o un socialista. Creemos que se puede hipotetizar que cuando una coalición de partidos ha actuado por un largo periodo con cierta estabilidad permanente en el tiempo como ha ocurrido en Chile en los últimos 15 años se podrían estar conformando identidades políticas que sobrepasan a la de los partidos y sean de sector coalicional. Otro problema relacionado con lo anterior es la percepción del tipo de elección, en término de visualizarla como fundamentalmente político o no.

¿Qué tipo de elecciones tienen un alcance más político y en cuáles menos?. ¿En qué clase de elecciones predisposiciones como identidades partidarias o coaliciones juegan más que otros factores?. ¿Cómo podrían ser factores personales de los candidatos?.

Y más específicamente, en el caso de las elecciones de alcaldes, ahora directas, influye más la preferencia partidaria cuando ella es tenue que el tener un buen alcalde aunque sea de otro sector político, cuando se trata de electores con preferencias partidarias?.

Ciertamente no lo sabemos a través de datos provenientes de un conjunto de investigaciones que nos permitan responder sin especular a base de impresiones que podrían ser acertadas o erróneas.

Hay que reconocer que no para distintos tipos de elecciones tenemos una tradición de investigación acumulativa sobre los determinantes de la votación. Y la gran cantidad de estudios de carácter preelectoral de que han dispuesto los candidatos en Chile, además de ser privados, no procuran responder las preguntas que tienen una mayor relevancia político-científica.

Una elección directa de alcaldes constituye una típica elección compleja porque en ella concurren una multitud de factores.

Y pensando tan solo en los electores “libres” sin identificación partidaria o de sector, hay que tomar en consideración en el caso del alcalde en ejercicio que va a la reelección, si las percepciones de desempeño general son positivas, o si lo son si la imagen de éste como “realizador local” superan a la de su adversario.

¿Qué sucede cuando un alcalde en ejercicio es comparado con un desafiante a quien se percibe con mayores posibilidades de efectuar un mejor gobierno local para mencionar tan solo algunos factores de “racionalidad política”?.

Mientras es efectivo que quien se siente identificado con un partido también lo está con la coalición a que ese partido pertenece, lo inverso no es real, y bien una persona puede sentirse de derecha y pro-Alianza por Chile sin preferir ni a la UDI o a RN.

Relacionado con este problema de las identificaciones con sector político y/o partido está la intensidad de las identificaciones.

Metodológicamente en la elaboración del instrumento de medición la pregunta correspondiente destinada a medir identificación partidaria que en Estados Unidos se utiliza es del tenor siguiente:

Con respecto a los partidos ¿Ud. se considera republicano, demócrata o independiente?.

Y para los que señalan que se sienten demócratas o republicanos, se le pregunta adicionalmente cuán demócrata o republicano se autoconsideran, distinguiendo entre “strong”, “republican o democrat” y simplemente “democrat” o “republican”.

Esta diferenciación entre sentimientos “fuertes” y “moderados” es importante porque mientras mayor es la intensidad de la identificación, mayor es la lealtad del votante.

Otra interrogante de investigación que tenemos y que no se ha resuelto por medio de la investigación empírica es cuanto pesa la identificación partidaria en los distintos tipos de elecciones políticas. En el caso específico de una elección de alcaldes, ¿es ella vista como política totalmente en los electores de preferencias partidarias no intensas?. ¿Le importa más favorecer a un partido que tener un buen alcalde, aunque no sea del partido preferido?.

Lo que hay que tomar en consideración es que detrás del voto para un alcalde existe una pluralidad de motivaciones distintas. Algunos podrían tener como motivo básico el partido o sector de pertenencia del candidato, otros el desempeño en el mismo cargo (cuando se va a la reelección) y se trata de premiarlos o castigarlos, e incluso podrían haber quienes voten simplemente porque los conocer y les “tinquen”. Es esta diversidad de razones las que exigen un conocimiento empírico fundado en investigaciones científicas.

LOS DESCOLGADOS Y LAS LECCIONES QUE DEBERIAN APRENDER LOS PARTIDOS

Uno de los fenómenos electorales de interés que arrojó esta elección fue el sorpresivo triunfo que algunos candidatos a alcaldes obtuvieron compitiendo como independientes.

Se les denominó los “descolgados”. Término que aludía la situación de aquellos alcaldes o concejales que al ser privados de candidaturas que creían merecer por sentirse apoyados por parte importante del electorado, optaron por presentarse como independientes.

Fueron muchos los “descolgados” exitosos, porque a pesar de no tener al apoyo electoral de sus partidos y coaliciones, demostraron que eran preferidos por la mayoría del electorado. Hecho que ratifica la importancia de los votantes de personas.

El triunfo electoral de los “descolgados” que lograron alcanzar alcaldías con sus votaciones personales dejó en evidencia las falencias que operaron en las coaliciones partidarias tanto de la Concertación como de la Alianza por Chile a la hora de seleccionar candidatos en algunas comunas.

Y ciertamente en una coalición electoral de 4 partidos como lo era la Concertación y de 2 como en el caso de la Alianza por Chile, se hace inevitable hacer concesiones a los socios electorales que implican sacrificar las aspiraciones individuales de algunos políticos locales.

Sin embargo, el realizarlo a través de acuerdo copulares de dirigentes políticos que prescindían de la realización de encuestas pre-electorales demostró ser un camino tradicional y equívoco. Es de esperar que los partidos políticos aprendan esta elección y no vuelvan a tropezar nuevamente con la misma piedra en las próximas elecciones municipales.

LAS IMPLICACIONES DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES PARA LAS PRESIDENCIALES DEL 2005

¿Tienen las elecciones municipales consecuencias para preveer lo que ocurrirá en las presidenciales y de congresales de fines del 2005?.

Hay quienes creen ver la contienda municipal del 2004 como una especie de pre-anuncio de lo que ocurrirá a fines del 2005 y sacan pronósticos optimistas respecto de tales resultados. Para ellos la Concertación de Partidos por la Democracia retendrá la Presidencia de la Presidencia de la República y la mayoría en ambas cámaras.

Tal creencia se basa en pensar que el voto para concejales y alcaldes representa una opción por una coalición u otra, sin que existan electores de personas, los que son la mitad del cuerpo electoral.

Estos electores de personas, en las futuras elecciones presidenciales del 2005 tomarán sus decisiones en función de las percepciones que se formen de los candidatos y de sus ofrecimientos de políticas públicas de sus opiniones sobre la sinceridad y capacidad de éstos. Las discrepancias en las cifras de votaciones para alcaldes y concejales en una misma columna muestra esta tendencia al split-ticker tan propia del votante de personas.

Lo que se podría contribuir a un mayor optimismo de los dirigentes de la Concertación de Partidos por la Democracia –cuyo candidato(a) partirá su campaña más tarde que Joaquín Lavín- es en el evento de una segunda vuelta presidencial el que los votantes de “Juntos Podemos” se inclinen mayoritariamente por la opción presidencial concertacionaista. Ellos aunque críticos de la Concertación y sus gobiernos, podrían votar por el candidato de ella como las menor.

Pero un apoyo explícito de parte de comunistas y humanistas-verdes supondría negociaciones y acuerdos no fáciles de lograr.

Con su cerca de 10% de votación en concejales, el electorado de “Juntos Podemos” podría ser decisivo en una segunda vuelta presidencial reducida a las opciones de Joaquín Lavín y el candidato(a) concertacionista bajo la hipótesis que en la primera vuelta ningún candidato obtuviese mayoría absoluta.


Notas

(1) Magíster en Ciencia Polítca, FLACSO, Magíster en Sociología FLACSO, Magíster en Estudios Internacionales, Universidad de Chile. Profesor Adjunto del Instituto de Asuntos Públicos, Director (s) del Departamento de Ciencia Política del INAP.

 

 

AGENDA PÚBLICA / AÑO IV - N° 5 - Diciembre 2004 / Enero 2005

®Agenda Pública, Preparada por el Departamento de Gobierno y Gestión Pública
del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.