Pensar el desarrollo local requiere
abarcar diversas dimensiones: económica; social; cultural;
ambiental y físico territorial; político institucional;
y científico – tecnológica. Implica considerar
los diferentes patrones de interrelación activa de los diversos
actores de la sociedad. El desarrollo local conlleva, necesariamente,
una profunda transformación de las relaciones sociales. Además,
no se refiere sólo procesos técnicos de producción:
también incluye la preservación ambiental, ya que
su incorporación es estratégica para el desarrollo
futuro de la humanidad. En este sentido, los programas y proyectos
de desarrollo tienen un doble objetivo; En primer lugar, asegurar
mejores condiciones materiales y de sustentabilidad de la sociedad
y en segundo lugar, fortalecer la identidad y condiciones subjetivas
de las comunidades locales.
Desde una perspectiva positivista,
los procesos de desarrollo local requieren de la comparación
de datos e indicadores que permitan mostrar la evolución,
o la involución, del desarrollo de una comunidad local. El
desarrollo se expresa, entonces, como un determinado grupo de factores
medibles y cuantificables en el tiempo.
Tal concepción de desarrollo,
que nace de la perspectiva liberal–económica, declara
que el uso máximo de la libertad individual maximiza la producción
material de la sociedad en su conjunto, es decir, la suma agregada
de cada una de las producciones de las personas generan el total
de la producción de una comunidad local, ello se sustenta
en la visión del economista y filósofo Adam Smith,
el cual sentenció que la realización del interés
individual de las personas traería consigo el desarrollo
de una sociedad. En contraposición a esta concepción
del desarrollo están los estructuralistas, que plantean que
el desarrollo de una sociedad depende de tres unidades de producción,
a saber, la público – estatal; de exportación
y de producción., si estas tres unidades se encuentran presentes
en un espacio territorial y maximizan su producción, se logra
mayor desarrollo (2).
Más allá de la medición
del desarrollo o de su estructura productiva, el desarrollo local
es un proceso complejo que implica esfuerzos articulados de actores
estatales y de la sociedad civil, dispuestos a articular proyectos
que surjan de la negociación de intereses, inclusive divergentes
y en conflicto. Por tanto, la lógica del desarrollo local
necesita del surgimiento y fortalecimiento de actores vinculados
al territorio y con capacidad de iniciativa y propuestas socio-económicas
que capitalicen las potencialidades locales, aportando en una mejora
integral de calidad de vida de la población (Marsiglia, 1996:75).
El desarrollo supone procesos de
generación de actores con capacidad de iniciativa local.
Experiencias de renovación de actividades tradicionales,
tales como introducción de nuevas fuentes de energía,
nuevas tecnologías, apertura de canales de comercialización,
revitalización de la pequeña empresa y el artesanado,
explotación integral de los recursos, ampliación de
los sistemas de crédito y otras alternativas, supone una
movilización mayor del conjunto de los actores locales, inclusive
en áreas de servicios esenciales como el salud, agua y luz.
Los actores locales son todos aquellos
agentes que en el campo político, económico social
y cultural son portadores y fomentadores de las potencialidades
locales. Para eso, el actor debe formar parte de la sociedad y reconocer
en su historia y en su sistema de normas y valores. Actor que forma
parte de una historia y que es tambien portador de alternativas
(Arocena, 1988:14). Los actores locales pasan a tener principal
gravitancia en los procesos de desarrollo, tanto en sus roles particulares,
como también en sus acciones de coordinación entre
ellos.
Los principales estudios sobre desarrollo
(3) plantean que las diferencias en el “desarrollo
relativo” entre una sociedad y otra están determinadas
por la capacidad y calidad de las instituciones, las personas que
las dirigen y el nivel de coordinación e integración
entre las mismas. Los mismos estudios han señalado también
la importancia del rol de la coordinación e integración
de los actores sociales; las agencias de desarrollo; el estado y
la administración pública: a mayores niveles de coordinación
interinstitucional con el entorno social y de reconocimiento claro
de los nichos de desarrollo, mayores efectos positivos producidos
por la concatenación de los esfuerzos de los diversos actores.
Es fundamental que esta integración se realice, ya que ninguno
de los actores puede lograr un mayor de desarrollo actuando individualmente.
La individualización de cada uno de ellos y la carencia de
aporte cooperativo impide que los resultados sean mayores.
Conclusiones de estudios en el sector
público (Dowbor, 1996: 43), apuntan a que las acciones orientadas
al desarrollo local no pueden ocurrir como monopolio del poder público.
Por el contrario, el poder público debe funcionar como un
articulador y facilitador de acciones, como uno más de los
agentes involucrados, y que sólo tiene eficacia cuando representantes
de un proyecto de desarrollo participan en su gestión.. Es
importante trabajar también con la cultura local para reafirmar
los derechos ciudadanos. Cualquier acción local de desarrollo
debe ser organizada de manera garantizar y afirmar iguales derechos
para todos los grupos de la sociedad. La ciudadanía debe
ser un concepto vivenciado por la mayoría de la población,
lo que exige una gran preocupación sobre cómo fortalecer
una cultura política democrática.
Desde la perspectiva anterior, la
cultura democrática puede expresarse en el proceso de construcción
de redes, entendido como un proceso de organización de flujos.
Según Castell (1996: 445) “... el espacio de los flujos
es la organización material de las prácticas sociales
en tiempo compartido que funcionan a través de los flujos.
Por flujo entiendo las secuencias de intercambio e interacciones
determinadas, repetitivas y programadas entre posiciones físicamente
inconexas que mantienen los actores sociales en las estructuras
económicas, políticas y simbólicas de la sociedad”.
De acuerdo a lo anterior, el objetivo
de alcanzar el desarrollo local está fuertemente asociado
a la existencia de las redes, que constituyen una respuesta a la
interdependencia de las organizaciones públicas y privadas.
De hecho, los problemas socio–económicos no pueden
ser resueltos por la acción independiente del Estado, lo
que hace repensar el papel de la gestión pública.
La discusión contemporánea ha generado nuevos debates
sobre el fortalecimiento democrático de las sociedades latinoamericanas,
enfatizando el papel de los ciudadanos –individuos organizados–
en el proceso político, incluyendo tanto la identificación
de los problemas, como la formulación de respuestas, su implementación
y evaluación de resultados. Esto potencia la necesidad del
sector público de gerenciar de modo transparente, participativo,
creativo y responsable, lo que se expresa en la idea de fortalecimiento
democrático de la sociedad.
La operacionalización de las
acciones de fortalecimiento democrático contemplan una acción
interorganizacional -reconocida como un componente integral de implementación
de varias políticas- que incluye un conjunto amplio de relaciones.
Esas relaciones pueden ser establecidas entre las empresas privadas,
ONG’s, asociaciones comunitarias y otros. Una entidad administrativa
debe considerar a los actores involucrados en una política
pública como un conjunto conectado e interdependiente, gobernado
a sí mismo por medio de redes (Brinkerhoff, 1999:125). De
esta forma, se instala una dinámica horizontal territorial
para tratar problemas sectoriales, que limita la imposición
de los mecanismos que existen en la tradición vertical –
centralista (Arocena, 1989:54).
En conclusión, es necesario
implementar un modelo de gestión pública local fundado
en un proceso democrático, cooperativo y educativo. Expresión
de una población conciente de su papel político y
que puede influir en todos los procesos decisionales, desde el planeamiento,
pasando por la ejecución hasta llegar a la evaluación.
Esto significa que la modernización de la gestión
local no sólo debe radicar en el ámbito estructural
organizacional, sino también en el político-institucional.
Ella se debe orientar al fortalecimiento democrático de los
espacios y redes locales, creando instrumentos de gestión
que integren y fortalezcan la participación de la ciudadanía.
Esto permitirá que los resultados del desarrollo local sean
apropiados por los ciudadanos y ciudadanas. Sin cuestionamientos,
este es un desafío para los programas de reforma y modernización
del Estado de las sociedades latinoamericanas y, sin duda, para
el fortalecimiento de los municipios en Chile.
Notas
(1) Administrador
Público de la Universidad de Los Lagos; Magíster en
Gestión y Políticas Públicas del Departamento
de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, actualmente
se desempeña como Director de la Escuela de Pregrado del
Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
(2) En este línea de reflexión encontramos
el pensamiento de la CEPAL, encabezado por Prebisch (1954).
(3) Véase
los siguientes estudios: PNUD (2002) “Informe sobre Desarrollo
Humano”; Libros del Ciudadano; Editorial LOM; Santiago de
Chile. CEPAL; (2002); “Panorama Social de América Latina”;
Editado CEPAL; Santiago de Chile.
Bibliografía.
Arocena, José, (1998); “Discutiendo
la dimensión local. Las coordenadas del debate” en
Descentralización y desarrollo local; Cuadernos del CLAEH.
Revista Uruguaya de Cienciass Sociales; Nº 48; 2 serie, año
13.
____________, (1989); “Descentralización
e iniciativa, una discusión necesaria”; Cuadernos del
CLAEH, Revista Uruguaya de Ciencias Sociales, Nº 51; 2 serie;
año 17.
Castells, M. (1999); “La era
de la Información. Economía, Sociedad y Cultura. La
sociedad en red”; Vol I, Siglo XXI Editores, México.
CEPAL; (2002); “Panorama Social
de América Latina” ; Editado CEPAL; Santiago de Chile.
Dowbor, Ladislau; (1996); “A
intervencao dos governos locales no processo de desenvolmiento”,
en Bava, Silvio, “Desenvolvimiento Local”; Sao Paulo:
Polis Nº 25, Brasil.
Marsiglia, Javier (1996); “Desenvolvimiento
y Gestao Local: Temas e atores em um cenario de mundacas”;
Bava, Silvio, “Desenvolvimiento Local”; Sao Paulo: Polis
Nº 25, Brasil.
Prebisch, Raúl (1954); “Problemas
teoricos y prácticos del crecimiento económico”;
CEPAL, Santiago de Chile.
PNUD (2002) “Informe sobre
Desarrollo Humano”; Libros del Ciudadano; Editorial LOM; Santiago
de Chile.
Smith, A. (1970 ed.); “La Riqueza
de las Naciones”, Editorial Fondo de Cultura Económica,
Ciudad de México. México.